Es un monolito preincaico que actualmente se encuentra en la plaza principal, tiene por altura 2.38 metros, base: 2.00 y 1.58 de grosor, de forma cónica que remata en 0.93 cm. (Según la Monografía del Distrito de Chumpi)
Se le conoce también con el nombre de Yanapunchu, por su color negro característico de piedras graníticas.
En Chicuna, en las inmediaciones de la población existe otra piedra semejante con el nombre de Pucapunchu, por el color de los musgos y líquenes que cubren su superficie. Estas piedras incaicas guardan relación por su antigüedad e importancia con las piedras incaicas cuadrangulares, lisas, ranuradas algunas, muchas de ellas de estructura igual mientras que otras son de conglomerado.
Estas se encuentran en la puerta principal de la escuela antigua de varones. Piedras primitivas de origen desconocido.
Las piedras Yanapunchu y Pucapunchu, fueron utilizadas posiblemente como instrumentos de castigo para los diferentes delincuentes que fueron sometidos al azote ante la ley inflexible del Inca: Ama Lulla, Ama Suwa, Ama Quella.
Gran parte de los castigos eran con el azote.
El historiador Valcárcel dice, en “Delitos y Penas”.- El indio que se echaba con mujer del Inca, él y ella morían; la mujer que había consentido se castigaba, según Guamán Poma con doscientos azotes con soga de toclla y pena de muerte par el varón.
A forzadores y estupradores castigaban con chocllacopa, azote que terminaba en una bola de piedra; a los sucios y perezosos les daba cien azotes con honda; y a los jugadores cincuenta.
Según el cronista Murúa, el robo era juzgado con mucho rigor, azote por primera vez en la plaza pública; la bigamia era castigado con doscientos azotes, por indumento recibían igual número de azotes, atados en un palo en la plaza pública.
El hijo desobediente e irrespetuoso con sus padres era colgado de los pies, fuera del pueblo.
El Monolito Yanapunchu habría sido el instrumento apropiado para castigar en la plaza pública a los delincuentes mayores; y el Pucapunchu habría sido para el castigo de menores, fuera de la población. Además el nombre del lugar: Chicuna, según la Toponimia quiere decir, el sitio que sirve para separar las crías de las madres. Habría sido el lugar de castigo para los delincuentes menores de edad.
El Yanapunchu por el propio nombre nos da la idea de que era para aproximar al delincuente a la pena capital al tener que hacer abrazar la piedra para recibir los azotes y morir en ella. Yanapunchu lleva en este caso el sentido ideológico. Es el manto negro que cubre al delincuente; mientras que el Pucapunchu por su color rojo es de dolor y sufrimiento para el delincuente menor.
El Padre Cobo en su capítulo “División Territorial”, señala un pueblo como cabeza de Provincia. En dicho pueblo tenía su sede el Gobernador o Toricoc que tenía atribuciones de condenar a muerte a delincuentes de consideración.
Luis E. Valcárcel, en su obra Historia del Perú Antiguo, refiere, que entre los diferentes pueblos o tribus de una región había una designada por su importancia como cabeza de comarca.
Chumpi habría sido la población cabeza de comarca por las siguientes consideraciones: Por su extensa campiña a la que pretendieron irrigarla los incas lo que comprueban las huellas de acequias abandonadas en Ayani, Duende Falda y Oqtolla, con diferentes niveles. Por los monumentos históricos de los monolitos Yanapunchu y Pucapunchu, piedras pulidas de formas geométricas variadas, ranuradas algunas. Por los tejidos de figuras rómbicas de color amarillo y roja, manto con su capucha, hondas, sogas, encontradas en las ruinas de Qaqapaki, por profesores y alumnos de la Escuela mencionada. (Escuela de Varones – Chumpi).
Cántaros globulares, huacos y ofrendas hechos de piedras graníticas se han encontrado en Chumbimarca.
Además podemos afirmar la importancia de Chumpi por el nombre gentilicio de la familia Huaranqa, que hasta hoy subsiste, en Qenqo Cucho. Habría sido la residencia del huaranqa kamayo que estuvo a cargo de mil familias, situado en la parte alta para cumplir con su misión administrativa.
El año 1912, se construyó la primera pila de ladrillo y cemento, en el centro de la plaza, la presión del agua que arrojaba era de diez metros.
En el sitio que ocupaba la pila, estaba el Rollorumi, hecho de piedras sillares; tenía seis gradas con un área de diez metros cuadrados en su base inferior para terminar en cuatro metros. Su forma fue de un cono truncado. Estas piedras fueron retiradas para acondicionar la mencionada pila, luego sirvieron para el parque, que hoy subsiste.
El Rollorumi estaba empedrado a su contorno de piedras menudas del río y de huesos pequeños de animales, lo que hace suponer que se exponía a la primera imagen de la Virgen de Chumpi (Mamacha Chumbi), días antes de su salida como su llegada. La imagen estaría situada al centro de la plaza para ser venerada por el pueblo y peregrinos que venían a su festividad de Antabamba, Chuquibamba, Cusco y Huancavelica, los que bajaron descalzos desde la cumbre del cerro de “Patacancha”, hasta la población.
Se sabe por tradición que la virgen volvía al año de los viajes que hacía y que coincidía con la víspera de su festividad. El Rollorumi fue, pues, parte complementaria del santuario de la Virgen viajera, que todavía se aprovechó en su festividad, para situar la banda popular en días de corridas de antaño.
Se le conoce también con el nombre de Yanapunchu, por su color negro característico de piedras graníticas.
En Chicuna, en las inmediaciones de la población existe otra piedra semejante con el nombre de Pucapunchu, por el color de los musgos y líquenes que cubren su superficie. Estas piedras incaicas guardan relación por su antigüedad e importancia con las piedras incaicas cuadrangulares, lisas, ranuradas algunas, muchas de ellas de estructura igual mientras que otras son de conglomerado.
Estas se encuentran en la puerta principal de la escuela antigua de varones. Piedras primitivas de origen desconocido.
Las piedras Yanapunchu y Pucapunchu, fueron utilizadas posiblemente como instrumentos de castigo para los diferentes delincuentes que fueron sometidos al azote ante la ley inflexible del Inca: Ama Lulla, Ama Suwa, Ama Quella.
Gran parte de los castigos eran con el azote.
El historiador Valcárcel dice, en “Delitos y Penas”.- El indio que se echaba con mujer del Inca, él y ella morían; la mujer que había consentido se castigaba, según Guamán Poma con doscientos azotes con soga de toclla y pena de muerte par el varón.
A forzadores y estupradores castigaban con chocllacopa, azote que terminaba en una bola de piedra; a los sucios y perezosos les daba cien azotes con honda; y a los jugadores cincuenta.
Según el cronista Murúa, el robo era juzgado con mucho rigor, azote por primera vez en la plaza pública; la bigamia era castigado con doscientos azotes, por indumento recibían igual número de azotes, atados en un palo en la plaza pública.
El hijo desobediente e irrespetuoso con sus padres era colgado de los pies, fuera del pueblo.
El Monolito Yanapunchu habría sido el instrumento apropiado para castigar en la plaza pública a los delincuentes mayores; y el Pucapunchu habría sido para el castigo de menores, fuera de la población. Además el nombre del lugar: Chicuna, según la Toponimia quiere decir, el sitio que sirve para separar las crías de las madres. Habría sido el lugar de castigo para los delincuentes menores de edad.
El Yanapunchu por el propio nombre nos da la idea de que era para aproximar al delincuente a la pena capital al tener que hacer abrazar la piedra para recibir los azotes y morir en ella. Yanapunchu lleva en este caso el sentido ideológico. Es el manto negro que cubre al delincuente; mientras que el Pucapunchu por su color rojo es de dolor y sufrimiento para el delincuente menor.
El Padre Cobo en su capítulo “División Territorial”, señala un pueblo como cabeza de Provincia. En dicho pueblo tenía su sede el Gobernador o Toricoc que tenía atribuciones de condenar a muerte a delincuentes de consideración.
Luis E. Valcárcel, en su obra Historia del Perú Antiguo, refiere, que entre los diferentes pueblos o tribus de una región había una designada por su importancia como cabeza de comarca.
Chumpi habría sido la población cabeza de comarca por las siguientes consideraciones: Por su extensa campiña a la que pretendieron irrigarla los incas lo que comprueban las huellas de acequias abandonadas en Ayani, Duende Falda y Oqtolla, con diferentes niveles. Por los monumentos históricos de los monolitos Yanapunchu y Pucapunchu, piedras pulidas de formas geométricas variadas, ranuradas algunas. Por los tejidos de figuras rómbicas de color amarillo y roja, manto con su capucha, hondas, sogas, encontradas en las ruinas de Qaqapaki, por profesores y alumnos de la Escuela mencionada. (Escuela de Varones – Chumpi).
Cántaros globulares, huacos y ofrendas hechos de piedras graníticas se han encontrado en Chumbimarca.
Además podemos afirmar la importancia de Chumpi por el nombre gentilicio de la familia Huaranqa, que hasta hoy subsiste, en Qenqo Cucho. Habría sido la residencia del huaranqa kamayo que estuvo a cargo de mil familias, situado en la parte alta para cumplir con su misión administrativa.
El año 1912, se construyó la primera pila de ladrillo y cemento, en el centro de la plaza, la presión del agua que arrojaba era de diez metros.
En el sitio que ocupaba la pila, estaba el Rollorumi, hecho de piedras sillares; tenía seis gradas con un área de diez metros cuadrados en su base inferior para terminar en cuatro metros. Su forma fue de un cono truncado. Estas piedras fueron retiradas para acondicionar la mencionada pila, luego sirvieron para el parque, que hoy subsiste.
El Rollorumi estaba empedrado a su contorno de piedras menudas del río y de huesos pequeños de animales, lo que hace suponer que se exponía a la primera imagen de la Virgen de Chumpi (Mamacha Chumbi), días antes de su salida como su llegada. La imagen estaría situada al centro de la plaza para ser venerada por el pueblo y peregrinos que venían a su festividad de Antabamba, Chuquibamba, Cusco y Huancavelica, los que bajaron descalzos desde la cumbre del cerro de “Patacancha”, hasta la población.
Se sabe por tradición que la virgen volvía al año de los viajes que hacía y que coincidía con la víspera de su festividad. El Rollorumi fue, pues, parte complementaria del santuario de la Virgen viajera, que todavía se aprovechó en su festividad, para situar la banda popular en días de corridas de antaño.